miércoles, 22 de enero de 2014

Paratextualidad.

Referido a lo externo en el texto, comúnmente en modo visual, en ocasiones por criterio editorial así el paratexto funciona como ilustraciones, nombre del autor, epígrafes, etc. En este caso el epígrafe de la noche boca arriba de Cortázar es un ejemplo de paratexto.

Y salían en ciertas épocas a cazar enemigos;
 le llamaban la guerra florida.

Intertextualidad.

La intertextualidad y sus variants existe como las relaciones que existen entre los textos esteticos supone un recurso que involucra un juego con el receptor y consigue expandir nuestro horizonte cultural.


Como no soy susceptible le expliqué en detalle que había descubierto la mosca en la página 231 de Olver Twist, es decir que yo estaba leyendo Oliver Twist con puertas y ventanas cerradas, y que el levantar la vista justamente en el momento en que el maligno Sykes iba a matar a la pobre Nancy, vi tres moscas que volaban patas arriba.

Metatextualidad.

La metatextualidad encierra en la reflexión del propio que hacer lingüístico a través de sí mismo, en el caso de piere menard autor del quijote existe la crítica al estudio literario, en su relación pretenciosa sobre la esquematización del arte.

La historia, madre de la verdad; la idea es
asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no
define la historia como una indagación de la realidad sino
como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que
sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas
finales —ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo
por venir— son descaradamente pragmáticas.

Architextualidad.

La architextualidad
Pretende englobar los textos, la uniformidad de categorías generales o trascendentes en un grupo determinado de textos. Ya sea el tipo de discurso, la forma en la enunciación, el género literario. La poética de Aristóteles es un intento de englobar el arte en clasificaciones racionales debido a sus características lógicas y estéticas.



El criterio con el que se va a medir a partir de este momento la palabra, en prosa o en verso, es un criterio político y democrático. Es bueno aquel poeta que con su obra hace mejores a sus conciudadanos y es buen orador el que convence a sus conciudadanos en las asambleas.

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